Centro Comercial Gómez Morín

Esta tipología es retadora, pues suele dañar su entorno con una arquitectura vacía que  comúnmente se reduce a un manejo de fachada. Ésta es la antítesis del objetivo del proyecto en cuestión. El proyecto se teje debidamente al contexto y aporta, desde su limitada capacidad, al espacio público. Asimismo, se entiende la pronta obsolescencia de esta tipología y se decide tener estructuras con alta adaptabilidad para cambiar de uso cuando así sea necesario. 

 

El conjunto agrupa comercios en dos edificios que se abren a tres calles a través de plazas vegetadas, siendo universalmente accesible y propiciando un constante vínculo con el peatón y la banqueta. Aprovechando el desnivel del terreno, se logra tener dos plantas bajas que contienen el acceso del automóvil y mitigan su relación con el contexto inmediato.

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Estas plantas bajas son visualmente ligeras y permeables, mientras las plantas altas son más sólidas con ventanas corridas. Se tiene así una sensación de dos volúmenes en voladizo, aunque sea sostenida por una esbelta retícula de acero.